Durante el día, estaba entregada a su larga jornada laboral en la aduana y en las noches de insomnio afloraba con insistencia su pulsión artística. Nunca fue de discursos ni declaraciones, pero su opción de vida, el mensaje de su obra y su persistencia para desarrollar un corpus artístico nos hablan con gran fuerza y convicción.
Teresa Burga (1935-2021): ¿artista o trabajadora?
En setiembre del 2020, Teresa Burga dio una entrevista para Harper’s Bazaar; en ella, Marco Arrigoni le pregunta: ¿Tienes algún sueño guardado en el cajón? La respuesta, aunque breve, es muy elocuente: “Sí, el llegar a ser artista”. Que ella diga eso luego de haber caído en el ostracismo en el ambiente artístico local por adelantarse a su época y luego, décadas de por medio, ser reconocida por su aporte al arte peruano y latinoamericano, resulta bastante emotivo. Esta frase no sólo habla de su gran modestia, también de una posición muy clara sobre el ser artista: nada de ostentaciones, ni afectación. Ella pensaba que cuando una persona se sentía artista, ya estaba acabada; por ello, deseaba ser recordada como “una buena trabajadora” y en cierta medida, es por esa razón por la que incluía como parte de la obra, el registro de las horas y días que empleaba para su realización. De esta manera, visibilizaba y hacía énfasis en el trabajo manual realizado.
Desde 1981, cuando realizó la exposición Perfil de la Mujer Peruana, en colaboración con Marie France Cathelat, hasta el 2010, su trabajo fue relegado, prácticamente negado, no se le mencionaba ni consideraba para las actividades organizadas durante esas décadas. Aún sin posibilidad de conseguir una sala para exhibición y sin ser tomada en cuenta, Burga nunca dejó su práctica artística y persistió en su desarrollo de manera silenciosa y constante. Este trabajo fue realizado después de su jornada laboral en la Aduana y durante los fines de semana; todos esos dibujos y proyectos se fueron acumulando en cajas que guardó en su propia casa.
Un grupo de obras que a mi parecer, representa esa heroica y solitaria perseverancia es el que se engloba bajo el nombre Insomnia (1970’s – 2000’s). Se trata de numerosos dibujos sobre papel, realizados a veces con lapiceros y otras tantas con rotuladores. Estos no son papeles artísticos o finos, más bien se trata de papeles cuyo fin era ser usados para hacer textos en borrador. Los materiales empleados en estas obras, pueden considerarse modestos ya que son útiles de oficina, sin embargo, tienen el gran valor de describir la situación en la que Burga se encontraba. Durante el día, estaba entregada a su trabajo en la aduana por largas jornadas y en las noches de insomnio afloraba insistentemente una pulsión artística que la empujó a realizar estas obras con los materiales que tenía a mano. Los diseños crean formas tridimensionales a partir de líneas que se entrecruzan y la alternancia de dos o más colores. Resulta particularmente interesante que en estos dibujos no haya registrado las horas que tomó su realización (algo característico en buena parte de su producción), pareciera que esas horas robadas al sueño, no debieran contabilizarse. Y aunque en ellos no está anotado el tiempo que la artista empleó en su ejecución, parecen mostrar una eternidad suspendida en el tiempo.
El no haber incluido las marcas de tiempo en su serie Insomnia, nos habla de un tiempo otro, de un tiempo libérrimo, entendido como espacio de desarrollo artístico, aspecto importante teniendo en cuenta que coincidió con su marginación de la escena artística. Esta serie de dibujos tiene un paralelo a la poética de la observación y dibujo de nubes que, por una parte, representan lo místico, lo incomprensible para el hombre por estar vinculado a Dios, pero de otro lado, tiene una significación en cuanto a su relación con la libertad de la imaginación; tal como cuando nos dedicamos a la observación de nubes para intentar ver alguna forma reconocible. En tal sentido, es oportuno citar un texto de Victoria Cirlot [1]: “...las nubes, al activar la imaginación y provocar así la creación de otros mundos posibles, constituyen un modo efectivo de negación del mundo de aquí, para alcanzar así la categoría de imagen negativa”. La serie Insomnia, me evoca esta libertad de desarrollo artístico y la posibilidad de creación de mundos posibles, al menos uno donde el arte de Teresa Burga, pudiera seguir existiendo. Además es muy significativo que estos dibujos se desarrollaran durante la noche, como una actividad prohibida, si tomamos en cuenta que las nubes también ocultan e incluso pueden convertirse en tinieblas del conocimiento o del olvido (como sucedió con la obra de Burga).
La serie Máquinas Inútiles (1974) va en el mismo sentido de Insomnia porque pone el acento en una falta o falla. Este grupo de obras está conformado por planos para la construcción de máquinas cuya utilidad, ha sido trastocada desde su diseño; en él se han realizado modificaciones que las inutilizan para su uso primigenio. Como señala Ashton Cooper en su ensayo incluido en el catálogo de la última muestra personal de Burga, la práctica del dibujo de la artista cuestiona varios supuestos y en esta serie en particular, impugna la autoridad de los dibujos técnicos.[2] Pero además de estas importantes observaciones, me gustaría poner en relieve la importancia del vacío y de la ausencia; las máquinas de Burga, carecen de partes importantes que les habrían dado su funcionalidad. La exposición de algunos artilugios que nos rodean, despojados de su razón de ser, pone directamente el foco en el valor de lo útil y de lo inútil.
Es así que este registro de ausencias, el vacío y la oquedad en la serie Máquinas Inútiles y el no-tiempo, en el caso de la serie Insomnia, son determinantes (además, esta última se hizo sin una finalidad o proyección de exposición o venta). De esta manera, queda en notoria relevancia la utilidad de lo inútil como una declaración de su práctica artística de aquellos años. A propósito de ello, cito a Nuccio Ordine: “Entre tantas incertidumbres, con todo, una cosa es cierta: si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria...” [3]. La potencia de todo lo que contiene lo aparentemente inútil y vacío, se hace patente en estas series de dibujos de Burga.
Otro eje característico y muy importante en la obra de Teresa fue el azar. La artista incorporó activamente este elemento, como una característica de su práctica de arte conceptual, en la que la artista decide quitar su mano de la obra. Pero también, a mi entender, como una forma de mantener un diálogo con el entorno, con una realidad de la cual, como artista, quería conservar un estrecho vínculo. Permitir que ingrese el azar como una pieza capaz de aportar significativamente a la obra, sin temor de perder autoridad sobre la misma, evidentemente, nos dice mucho de su gran talento artístico. Burga incorpora el azar como elemento constitutivo, fue una actitud permeable e inteligente que enriqueció su obra. Otra característica de su producción, relacionada al azar, es el hacer sus proyectos como propuestas que podían reproducirse ad infinitum; esto permite la intervención de los ejecutantes en cada puesta en escena y a la vez favorece que su mensaje se difunda.
Un tema en el que la obra de Burga se ha convertido en un referente, es el feminismo, qué duda cabe, y las obras emblemáticas son Sin Título, 1967 (La cama) y Perfil de la mujer peruana (1980-1981). Pero más que hablar sobre estas obras, en esta ocasión me permito contar una anécdota personal para ilustrar la posición de Teresa frente al matrimonio y la situación de sumisión que suele tener la mujer en él: Ella y mi hija adolescente se conocieron en el 2018, y después del saludo de rigor, la miró atentamente y le dijo “¿tienes enamorado”, la respuesta fue un “no”, Teresa sonrió y asintió aprobando esa situación y le dijo “Muy bien. No te cases, los maridos no dejan hacer nada” y las tres echamos a reír. Teresa quiso mantener su independencia, tener el control de su vida, para ella el matrimonio no era una opción; nunca se casó porque pensaba que eso le haría perder su libertad. Aunque ella no hablaba de ser feminista o del feminismo, optó por una postura que en nuestra sociedad (cuando ella era joven), debió haber parecido radical. Teresa no era de discursos, ni declaraciones, pero su opción de vida, la persistencia para desarrollar un corpus artístico y el mensaje de su obra, nos habla con gran fuerza y convicción.
[1] Cirlot, Victoria. Imágenes Negativas, Las nubes en la tradición mística y la modernidad. Mundana Ediciones.
[2] Cooper Ashton. Artist or computer?: Teresa Burga’s drawing practice, 1972-2019. Alexander Gray Associates.
[3] Ordine, Nuccio. La utilidad de lo inútil, Manifiesto. 2014, p. 25.
Fuentes
Teresa Burga en Barbara Thumm Gallery https://bthumm.de/artists/teresa-burga/
Dibujos de Insomnia https://bthumm.de/artists/teresa-burga/selected-works/works-on-paper/insomnia-drawing/
Teresa Burga en Alexander Gray Associates https://www.alexandergray.com/artists/teresa-burga
En el arte, hay que ser perseverante. Entrevista a Teresa Burga https://peru.info/es-pe/talento/noticias/6/24/-un-artista-debe-ser-obrero-y-creer-lo-que-hace-
Conferencia en el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) https://www.malba.org.ar/evento/conferencia__algunos-ejemplos-de-estructuras-posibles/
Cooper Ashton. Artist or computer?: Teresa Burga’s drawing practice, 1972-2019. Catálogo de la exposición en Alexander Gray Associates. 2019
Cirlot, Victoria. Imágenes Negativas, Las nubes en la tradición mística y la modernidad. Mundana Ediciones. 2017
Aleatory Structures. Catálogo de la exposición en el Migros Museum, Zürich, Suiza. 2018
Ordine, Nuccio. La utilidad de lo inútil, Manifiesto. 2014